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Daniel Fernández

Yo sí conozco a Daniel

Este 12 de enero se jubila Daniel Fernández, el hombre tranquilo de Tecnología. Pese a alegrarnos por su decisión, será difícil no echar de menos a un compañero para todo, al profesor sosegado y prudente de la planta baja, ése que rema siempre a favor del centro dando lo mejor de sí. Discreto, sereno, ecuánime, currante, pura vocación, esperemos que la vida te recompense por el tiempo que dedicaste a ser “maestro” en mayúsculas. Eres de esas almas a las que Lorca decía que “uno tiene ganas de asomarse, como a una ventana llena de sol”.

Enhorabuena Daniel, que se cumplan tus sueños en este nuevo capítulo de tu vida olvidando programaciones y timbres; que vivas en un eterno recreo (sin guardia, claro). Ojalá sea el júbilo, no el claustro, tu nuevo compañero. Gracias por todo y por tanto. ¡Felicidades!

...una compañera

 

Querido Daniel, se supone que tengo que hacer un discurso, o mejor dicho dedicarte unas palabras de carácter institucional, pero no estoy muy ducho en materia protocolaría y voy a hacerlo como compañero. 

No tuve el privilegio de tenerte más tiempo como compañero, de poder conocerte más y de aprender de tu buen hacer.

Siempre vi en ti el porte, la inteligencia y el don de la oportunidad de Fray Guillermo de Baskerville, en esta singular abadía de La Corredoria.

Siempre tendré presente tu afabilidad y modestia cuando compartíamos guardia en la puerta principal allá por el año 2018 en el que con las mejores formas conseguías mantener un orden que parecía imposible... han pasado solo 3 años... y se me viene a la cabeza las palabras de un filósofo materialista alemán que "Hay años que trascurren como días y hay años que encierran la fuerza histórica de siglos"... este año es uno de esos, un año denso. Estamos en un momento difícil para la historia de la Humanidad. Cambio climático, desigualdad, epidemias... todo esto crea incertidumbres, miedos, cambios, perdidas de confianza... Tenemos demasiadas turbulencias en un mundo que creíamos predecible hasta hace bien poco. Y en ese Mundo en transformación, sobre todo tecnológica, nos dejas un testimonio de entereza, sensatez, reflexividad tranquila, en definitiva, de racionalismo y de mano izquierda. Aprendí de tu inteligencia emocional a la que siempre uniste la entereza, la solvencia, la rigurosidad y la valentía.

Queremos quedarnos con esa estela de cariño y rectitud... y también con otra enseñanza muy mundana, muy de esta abadía.

Una vez escuchamos de tu boca una frase que ya es parte de nuestra jerga "Un Director es un desfacedor de entuertos", razón tenías, siempre van a pasar y querer evitarlos es como arar en el mar, (aunque hay que limitarlos a la mínima expresión).

Por último, ahora sí, de forma más institucional, gracias por tu profesionalidad, por el cariño que dejas en el alumnado de este barrio, por tu compañerismo y buenos consejos, por tus reflexiones siempre trascendentes y que compartes con todo aquel que te lo pide o ves en apuros actuando "de oficio".

Gracias por compartir con la Gran Familia de La Corredoria tus últimos días como profesor y esperamos la mayor de las alegrías en tu jubileo.

Un abrazo enorme de todos nosotros. Allí donde estés te acompañará nuestra gratitud y admiración.

La Dirección